Ayer en medio de un almuerzo laboral común recibimos entre asombros y desconciertos la noticia del fallecimiento de “El Diego”, Diego Armando Maradona. Una noticia tan inesperada como predecible, dado su estado de salud, pero de la que hoy, un día después, nos damos cuenta la dimensión que tiene a nivel mundial.
El día de ayer tuve la grata sorpresa de encontrar una Argentina unida, homenajeando a un personaje histórico de nuestros país y no discutiendo sobre su vida, sus vicios y sus errores.
Un día para definir que es correcta esta idea que vengo discutiendo hace rato, de “separar la obra del artista”. Maradona era todo, el jugador de fútbol, el declarador filoso, el personaje mediático, la gran estrella mundial y el representante del argentino en el mundo con sus grandes virtudes y con sus terribles desaciertos.
Celebro poder festejar lo que este ídolo logró a nivel deportivo y lo que causó en la emoción de miles de argentinos, y separarlo de su vida y de su figura pública que tanto dió que hablar. Yo no tuve la suerte de vivirlo y disfrutarlo en su mejor momento, pero puedo valorar su legado y su impacto como profesional para miles de hinchas.
Cierro este posteo con una frase del gran Fontanarrosa que resumen mi sentimiento en tan solo 20 palabras…
“La verdad que no me importa lo que Diego hizo con su vida, me importa lo que hizo con la mía….” Negro Fontanarrosa
Queramoslo o no, Diego Maradona nos puso en el mapa como Argentina. Recorrí más de 20 países, y en todos cuando decía «Argentino», me contestaban «Maradona». Como jugador de fútbol nos representó como ninguno otro. Gracias Diego.